miércoles, 29 de diciembre de 2010

Transmutación

Eres una flecha de Apolo proyectada a campo abierto.
Merodeador de la vida, esquiva le es la luna a tus días.
Ni fuego ni viento eres, pero serás el Padre de la esperanza.
No te aflijas pequeño hombre, que tu sombra, todavía está virgen.
Has bañado al dolor con tu existencia.
Idealista, amante del sol, tu carne no ha besado ningún horizonte.
A jugar con los dados por primera vez,
¡vamos!, sin miedo, que esta vez,
la valentía te arrope,
que la libertad brote de tu cuerpo.
Espíritu noble, aún, baila y crea, que tu vida sea una obra de arte;
la más excelsa, que se eleve por la calles, derrumbando murallas y edificios artificiales,
pero sin dejar esta tierra firme, sana.
Pinta tus huellas por sus caminos, para que tus pasos descansen, hasta siempre.
No serás más que polvo, después de secarse tu pluma.
Camina por desiertos, aún cuando la sed te apuñale, ¡levántate hidalgo!
Aunque tus piernas se doblen, erguidas, renacerán… al igual que tu espíritu.
Transita por olas y adéntrate en los pantanos patagónicos,
que ese suelo advenedizo te vuelva un Héroe.
Aunque abandonado por el mundo te quedes,
nunca duermas, no hay angustia traicionera
en el risco del mutismo.
Reniega del hombre, si es necesario, y ama la soledad, si te sirve de regazo.
No hay dolor inútil ni cuchillada fútil: Todo es Bueno.
Lacerantes serán los días forasteros, pero serás el primer eremita, quizá.
Para tiempos ermitaños, necesitas ropas nuevas: búscalas, que dancen en tu piel.
Defiende lo que tienes, y no olvides que lo primero que te pertenece es tu vida.
Cuida de ella y ruge si es necesario, hasta expulsar a todos los que te sean adversos;
ellos, son almas falsas,
de esas que tú te reirás, cuando hayas superado la moral.
Despierta de la nada y camina… corre, más allá del océano,
donde sólo habitarán los de eterna risa, esos inocentes y joviales,
que un día nacerán.
Enamórate de la creación, juega a ser poeta o arquitecto.
Progenitor de la vida, serás el fruto de tu voz.

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