Una mañana brota de mis pasos:
amanecer intempestivo,
intuición en llamas.
De mis ojos pende un horizonte
y la leche fresca dibuja una musa en mi cara.
Sobre la maleza descansa un sol imberbe
y un vendaval divaga.
Veo un canto de loica, allá,
donde ríe la montaña.
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