miércoles, 29 de diciembre de 2010

27 crepúsculos platicando con la muerte

A Trakl.


Serás el vino que me haga escuchar al placer.
De esa boca tenue y entumecida,
emergerá el sol vestido de atardecer.

Una ráfaga purpúrea se asoma de tu alcoba,
teñida por una lascivia,
pútrida ya, de tanto coger.

Un mármol se quiebra ante tu eco
y la muerte se corta las venas con su guadaña,
al escucharte.

En tu cuerpo bailan marineros
que siembran el luto en cada puerto.

El tronar de las olas solloza,
cuando tu voz navega sobre esos
mares australes creados por tu locura.

Progenitor del lamento
y concubino del sopor,
los años no dormirán sobre tus alas.

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