miércoles, 29 de diciembre de 2010

Apocalipsis

Grisáceas yacen las loicas
tendidas sobre un tronco de álamo,
derrumbado por el último leñador.

La razón se quedó ciega
de tanto discutir con la filosofía
y la dialéctica se cazó en una tela de araña.

En la novísima polis se erigen las nuevas bagatelas:
Naderías existenciales;
Devenir informe.

Huérfanas aventuras
resolviendo un teorema de Galois.

Atemporales se han tornado los días,
tras el alarido amputado del alba.

Vendavales
arrancan de la noche,
escondiéndose detrás de una nube adolescente.

De las hojas pende la tristeza,
cuyos ojos expulsan gotas de verdad.

Un bebé narcotizado
desliza su lengua
para degustar el dolor,
y en su vaso de leche,
los parásitos bucean para encontrar la felicidad.

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